viernes, 26 de febrero de 2016

Extracto de Baila, baila, baila - Haruki Murakami

Yo no soy un tipo raro.
De veras lo creo.
Quizá tampoco pueda decirse que soy un tipo corriente, pero raro no soy. Soy una persona extremadamente cabal, a mi manera. Muy directa. Directa como una flecha. Soy yo mismo de un modo sumamente natural e inevitable. Dado que es un hecho evidente, no me importa demasiado lo que los demás piensen de mí. La manera en que los demás me ven no me atañe. Más bien, eso es algo que sólo les atañe a ellos. 
Algunas personas me consideran más memo de lo que soy en realidad, y otras me estiman en mayor medida de lo que en realidad valgo. Pero me da igual. Además, la expresión «en realidad» sólo se funda en la imagen que he creado de mí mismo. Me consideran un verdadero memo o alguien digno de estima. En ambos casos, me trae sin cuidado. Eso carece de importancia. En este mundo no existen las malinterpretaciones. Apenas, la discrepancia de ideas. Así lo veo yo. 
Por otra parte, hay personas que se ven arrastradas por esa cabalidad que llevo dentro. Son escasas, pero existen. Esas personas —sean hombres o mujeres— y yo nos atraemos y después nos alejamos con toda naturalidad, como astros errantes en el oscuro espacio del cosmos. Vienen a mí, se relacionan conmigo y un buen día se marchan. Se convierten en mis amigos, mis amantes, mi mujer. Algunos también pueden volverse enemigos. Pero, al final, siempre se alejan de mí. Se rinden o se desesperan o se quedan callados (aunque se abra el grifo, ya nada sale) y se marchan. Mi vivienda tiene dos puertas. Una de entrada y otra de salida. No son intercambiables. No se puede salir por la entrada o entrar por la salida. Así está establecido. La gente entra por la entrada y sale por la salida. Hay distintas formas de entrar y salir. Pero al final todos salen. Algunas personas lo hacen a fin de probar nuevas posibilidades y otras para ahorrar tiempo. Otras porque mueren. No queda nadie. En mi apartamento no hay nadie, aparte de mí. Y siempre noto la ausencia de los que se han marchado. Las palabras que pronunciaron, sus alientos, las canciones que susurraron, las veo flotar como polvo en cada rincón de mi apartamento. 
Me da la impresión de que la imagen que todos ellos tenían de mí era bastante precisa. Por ese motivo todos se acercaron a mí y al poco tiempo se marcharon. Fueron testigos de mi cabalidad y de la honestidad —no se me ocurre otra palabra— con que intenté preservar esa cabalidad. Ellos intentaron decirme algo y abrirme sus corazones. Casi todos eran amables. Pero yo fui incapaz de ofrecerles nada. Y aunque hubiera sido capaz, no habría sido suficiente. Me esforcé en darles todo lo que podía. Hice cuanto estaba a mi alcance. A mi vez, buscaba algo en ellos. Pero nunca funcionaba y acababan marchándose. 
Era penoso, sin duda.
Pero lo más penoso es que se marchaban mucho más tristes que cuando habían llegado. Algo en su interior se había gastado un poco más, y se iban. Yo me daba cuenta. Por extraño que pueda parecer, daban la impresión de haberse desgastado más que yo. ¿Por qué será? ¿Por qué siempre soy yo el que se queda? ¿Y por qué en mis manos permanece siempre la sombra de los que se han desgastado? No tengo ni idea. 
Los datos son insuficientes. 
Por eso siempre se me deniegan las respuestas. 
Falta algo.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Irse - Mario Benedetti

Cada vez que te vayas de vos misma
no olvides que te espero
en tres o cuatro puntos cardinales

Siempre habrá un sitio dondequiera
con un montón de bienvenidas
todas te reconocen desde lejos
y aprontan una fiesta tan discreta
sin cantos sin fulgor sin tamboriles
que sólo vos sabrás que es para vos

Cada vez que te vayas de vos misma
procurá que tu vida no se rompa
y tu otro vos no sufra el abandono
y por favor no olvides que te espero
con este corazón recién comprado
en la feria mejor de los domingos

Cada vez que te vayas de vos misma
no destruyas la vía de regreso
volver es una forma de encontrarse
y así verás que allí también te espero.

martes, 2 de febrero de 2016

Ves - Sin bandera

Ves que aun te puedo tocar con un dedo de amor
puedo hacerte temblar cuando escuchas mi voz
no esta todo perdido si quema mi fuego en tu piel
cuando digo tu nombre.

Se que no todo acabo el amor sigue aquí
esto no termino tu me miras así como ayer
tiene tanto poder lo que siento
ves que lo nuestro es eterno.

Yo te puedo amar
déjate llevar
Ves que mi amor es tu amor
que tu ausencia es dolor
que es amargo el sabor si no estas, si te vas
y no regresas nunca mas
Que aun te puedo llenar 
con mi piel en tu piel de pasión
que aun se puede salvar la ilusión
para volver a respirar 
en tu corazón

Ves que me acuerdo de cada detalle de ti
que es mi único sueño el hacerte feliz
que no importa lo que haya pasado
no importa el dolor si hoy estas a mi lado

Yo te puedo amar
déjate llevar
Ves que mi amor es tu amor
que tu ausencia es dolor
que es amargo el sabor si no estas, si te vas
y no regresas nunca mas
Que aun te puedo llenar 
con mi piel en tu piel de pasión
que aun se puede salvar la ilusión
para volver a respirar en tu corazón...en tu corazón.