martes, 11 de agosto de 2015

La biblioteca secreta - Haruki Murakami

— A partir de aquí creo que hay un laberinto complicado.
—Sí, es cierto —dijo el hombre-oveja—. Yo también tengo la impresión de que hay un laberinto. Pero no estoy muy seguro. ¡En fin! Ya nos las ingeniaremos.
Al oírlo, me sentí algo inquieto. El peligro de los laberintos radica en que, hasta que no avanzas un buen trecho, no sabes si has elegido o no el camino correcto. Y cuando llegas al final y te das cuenta de que te has equivocado, ya suele ser demasiado tarde para retroceder. Ese es el problema de los laberintos.

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