lunes, 24 de noviembre de 2014

Sin retorno

He tratado infructuosamente de calmar esta tristeza, cada día me consume y no puedo detenerla, ya no es tanto la persona y lo que es para mi, es tan difícil aceptarlo..., sencillamente es el vacío que dejo, la impotencia de que mi esfuerzo fuera nada, al final quien quisiera compartir mis demonios.

La verdad es que ni un inesperado reencuentro, nuevas y renovadas promesas o un simple y llano encuentro ya no bastaran, la decadencia inunda cada poro de mi ser, la decisión a sido tomada, este mundo no contiene nada para mi.

Esta tristeza abona el terreno para la insatisfacción latente, día a día me convenzo que sólo viviré con una tristeza fingida y una soledad creciente, tengo tanto miedo al mañana, no hay luz, no hay esperanza.

Llegue al punto del hastío total, solo espero la fecha pactada conmigo mismo, por fin llegara el día en que deje de tener esos sueños tan dolorosos, esos lamentos al despertar, esas ganas de llorar a cada momento, quizá por fin encuentre la paz que tanto ansio.

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