De niños, mi madre nos repitió muchas veces que estábamos solos y que no teníamos a nadie mas que a nosotros. Me crié bajo esa idea y cada que alguien entraba a mi vida me esforzaba por negar esa primicia tan arraigada, al final terminaban alejándose y todo se comprobaba.
Los amigos pues no se, quizá esperaba mucho de ellos equiparándolos con lo que asumía yo podía hacer por ellos, correr en su ayuda cuando lo necesitaran, estar ahí siempre para ellos, darles cuanto tenia y hasta lo que no por su bienestar, eso no ha pasado.
Ella llego y se dio cuenta de como vivía mi vida de mi esfuerzo por seguir en soledad, quiso alejar esa idea de mi cabeza, me pidió que confiará en ella y trate, pero esa pesada loza que vivía en mi no me dejó hacerlo al paso que quizá hubiera deseado, pero lo intente, me dijo que no estaba solo y ella estaría ahí, nuevo error, ella ya no esta mas aquí. Lleno mis espacios y calmo mis demonios, ahora viven libre y fortalecidos.
Estoy mal y no se si saldré, ya poco queda de mi, todo por ir en contra de mi maldición a la soledad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario