Ella es poesía pura en todo su ser, su forma de ser, de pensar, de caminar. El era tan simple y mundano, dejo de haber poesía en su accionar hace tanto tiempo.
Ella estaba rota aunque su sonrisa expresara lo contrario, el destrozado solo veía obscuridad en su sendero, lo expresaba a cada paso.
En ella se veía optimismo ante un camino insierto, el se sentía derrotado aunque siguiera caminando.
¿Que azarosos eventos se tuvieron que dar para que estos dos seres tan dispersos unieran sus caminos?
Una platica, unas copas, un cigarro... Quizá solo fue esa cita de una obra distópica o aquella ayuda inocente. Niñerías de un mundo tan loco, solo ellos apreciaron el camino borroso que se dibujaba frente a ellos. Decidieron seguirlo.
Una salida, dos salidas, tres salidas, una llamada, dos mensajes, una historia, el camino era mas claro, se unieron para caminar el mismo sendero. Estimado lector, ni el escritor sabe como acabara la historia. Una platica, historias dolorosas, pequeñas ayudas prestadas el uno por el otro, se empezaba a formar algo.
Dos ajenos que dejaron fluir el sentimiento. Desencuentros, enojos, malos entendidos, abrazos, perdón, besos y caricias. ¿Debieron pasara o no?... ¡Que mas da! Son parte de la historia.
Juntos o separados, por el mismo sendero transcurre, entrelazados de vez en cuando, separados por un abismo (alguno lo ve así o... ¿ambos?), a un lado, uno adelante u otro atrás, que importa, es el mismo camino.
Los dos ven el final, no importa -ellos pinsan- hay que seguir andando, que pasara o dejara de pasar, ya no importa, si al fin y al cabo ya decidieron saltar al precipicio y en la caída nada es claro, en su mente los dos saben que se tienen el uno al otro. ¿cuando acabara? ¿que pasara? Eso ni ellos lo saben, pero se esfuerzan y si se acaba el camino, siempre habrá baldosas para continuarlo, las limitantes existen en ellos, ni yo que escribo la historia puedo predecir en que acabara todo este cuento.
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