sábado, 30 de mayo de 2015

El último día...

Y de pronto recordé el ultimo día que la vi, las cosas no iban bien entre los dos, la distancia iba creciendo día a día, ya lo había decidido, si nuestros deseos jamás se cruzarían, lo mejor era decir adiós, yo solo iba a ser una carga en su vida al querer estar siempre a su lado.

So pretexto de una reciente promoción en su trabajo, planee una salida con ella, fuimos a comer y quise que fuer un di memorable antes de simplemente desaparecer, ese era el plan, sin explicaciones, solo desaparecer.

Lamentablemente ese día tome sin querer las llaves de su casa, me di cuenta después de separarnos y que yo hubiera emprendido el regreso a casa, saliendo del transporte publico, no lo pensé dos veces tenia que entregárselas, estaba bastante lejos de su casa, se había quedado sin batería no encontraba modo de contactarla, salí corriendo a la avenida mas cercana rogando encontrar un taxi que me llevara a su casa tarde un poco, al fin que encontré un taxista que me quisiera llevar hasta su casa me advirtió que iba a cobrar un cargo extra (domingo por la noche), no me importo, solo quería ir a darle sus llaves.

A cada minuto que pasaba mi nerviosismo crecía, que tal si ya no la encontraba, de que hubiera servido esta agónica espera, bajo la lluvia el transito iba mas lento, que desesperación recorría por mi, al fin me iba acercando. Finalmente llegue a la avenida que cruza la calle que va a su casa, el taxi me cobro,   no recuerdo cuanto fue ni que billete le di, pero sin duda era mas de lo que había salido el viaje, salí corriendo sin esperar el cambio, solo quería verla. Salí corriendo por la calle hacia su casa, no había señales de ella, regrese corriendo a la avenida, su carro estaba estacionado, decidí esperarla ahí aunque tuviera que amanecer ahí, la encontré y le entregue sus llaves, me propuso quedarme en su casa por la hora y como estaba el clima, me negué al principio, finalmente accedí, sabía que era una pésima idea.

Pláticamos un buen rato, yo solo buscaba un pretexto de mejores días para dar marcha atrás y seguir a su lado. Al final lo supe ella también están segura de que una relación entre nosotros no era posible, y la distancia era abismal, le dije que lo mejor era separarnos, le rompí el corazón, ella no deseaba estar lejos de mi, solo creía que una relación amorosa era imposible, el tiempo paso tan lento, 2, 3 o 4 de la mañana, no se cuanto paso entre el llanto que brotaba de los dos. Al final acordamos ser solo amigos, nada mas fatal para mi. No pude dormir.

Tenia que ir a trabajar, hablamos por última vez de lo que pasaría de ahí en adelante, me dijo que deseaba que los dos tuviéramos una relación con alguien más y saliéramos juntos, como me dolió que me dijera eso, pareciera que las veces que le dije que  amaba no hubieran significado nada, eso dio pie al final definitivo. No quería decir más, era lo que deseaba y el dolor solo me hubiera orillado a volver a hacerla llorar.

Me fui, días después le mande un mensaje diciéndole algún pretexto estúpido como excusa para alejarme de ella. Hice cuanto pude para no dar explicaciones y la verdad de esta separación, fue lo mejor, creo que ahora esta bien y es feliz con alguien mas, pero al final, lo fundamental es que es feliz. Si hubiera seguido en su vida además de lastimarme su felicidad, la hubiera querido volver atraer a mi y sabotear cualquiera de sus relaciones. Fue lo mejor...

30 de Mayo

Y son este tipo de días los que me dejan cada vez mas agotado. Un recuerdo basta para pensar en ella, recordarla y extrañarla a mas no poder, estoy tan cansado de esto, saber que estoy a 10 dígitos de oír su voz, a unos clicks o unos teclazos para que sepa cuanto la extraño y lo mucho que me ha hecho falta durante este tiempo, pero... Que ganaría, no hay retorno posible, las naves hace tiempo que se quemaron y llacen en el fondo de la vida.

Una sola cosa basta para desatar un mar de recuerdos, lo detesto, solo me hace caer en cuenta las emociones que tengo guardadas para quien jamas ha de volver.

Maldito día, me hizo recordar a un amigo que me dijo que volviera a tener confianza para poder encontrar a alguien mejor que ella, pero por mas que lo pienso, quizá eso sea posible, pero a quien quiero es a ella y mientras por que ella sea feliz, hoy dia, yo tengo que estar alejado, en silencio, aunque en sueños la vea, en sueños corra a su encuentro.

De verdad que odio estos días, extrañando fantasmas que me ayudan a seguir vivo, pero me hacen infinitamente desdichado...

jueves, 28 de mayo de 2015

Helden - Apocalyptica Ft. Till Lindemann


Du

Konntest Du schwimmen
Wie Delphine
Delphine es tun
Niemand gibt uns eine Chance
Doch konnen wir siegen
Fur immer und immer
Und wir sind dann helden
Fur einen tag
Jaaa



Ich
Ich bin dann konig
Und du
Du konigin
Obwohl sie so unschlagbar scheinen
Werden wir helden
Fur einen tag



Dann sind wir helden
Fur einen tag



Ich
Ich glaubte zu traumen
Die mauer
I'm rucken war kalt
Schusse reissen die luft
Doch wir kussen
Als ob nichts geschieht
Die scham feil auf ihre seite
Oh, wir konnen sie schlagen
Fur alle zeiten
Dann sind wir helden
An diesen tag



Dann sind wir helden
Dann sind wir helden
Dann sind wir helden
Nur diesen tag



Dann sind wir helden
Nur diesen tag


martes, 26 de mayo de 2015

Sin titulo - Ricardo Reis (Fernando Pessoa)

Quiero, ignorado y sereno
por ignorado, y cabal
por sereno, colmar mis días
de no querer más de ellos.

A quienes la riqueza toca
el oro irrita la piel
a los que la fama alienta
se les empaña la vida.

Para quienes la felicidad
es sol, vendrá la noche.
Mas para quien nada espera
todo lo que viene es grato.

lunes, 25 de mayo de 2015

25 de Mayo

Hoy era la fecha, sin embargo debió de ser aplazada, es innegable que debo de dejar los menores problemas posibles, nadie mas tiene la culpa de lo que hare, tanto por hacer tan poco tiempo. El plan ya esta trazado, con cabos sueltos no hay nada que se pueda empezar...

En las plazas futuras - Álvaro de Campos (Fernando Pessoa)

En las plazas futuras - quizá las mismas que las
               [nuestras-
¿qué elixires serán pregonados?
Con etiquetas diferentes, los mismos del Egipto de 
               [los Faraones;
con otros métodos para venderlos, los que ya tenemos.

Y las metafísicas perdidas en los rincones de los cafés
               [de todas partes,
las filosofías solitarias de tanta buhardilla de 
               [fracasado,
las ideas casuales de tanto casual, as intuiciones de
               [tanto don nadie,
acaso un día, en fluido abstracto y sustancia
               [implausible,
formen un Dios y ocupen el mundo.
Pero para mí, hoy, para mí
no hay sosiego en pensar en las propiedades de las 
               [cosas,
en los destinos que no desvelo,
en mi propia metafísica, que tengo porque pienso y
               [siento.
No hay sosiego.
¡Y los grandes cerros que al sol lo tienen tan
               [claramente!
¡Lo tienen! Los cerros al sol no tienen nada del
               [espíritu.
No serían cerros, no estarían al sol si lo tuviesen.
El cansancio de esperar, que llega al fondo de existir,
me hace viejo desde anteayer con frío hasta el
               [cuerpo.

¿Qué se ha hecho de los propósitos perdidos, de los 
               [sueños imposibles?
¿Y por qué hay propósitos muertos y sueños sin
               [razón?
En los días de lluvia lenta, continua, monótona, una,
me cuesta levantarme de a silla donde me senté sin
               [darme cuenta,
y a mi alrededor el universo es absolutamente hueco.

El tedio que llega a constituirnos los huesos me ha
               [encharcado el ser
en la memoria de algo que no recuerdo me enfría el 
               [alma.
Sin duda las islas de los mares del sur también
               [tienen posibilidades para el sueño,
y las arenas de todos los desiertos compensan un
               [poco la imaginación;
pero en mi corazón sin mares ni desiertos es donde 
               [yo siento,
en mi alma vacía estoy,
y mi relato prolijamente sin sentido, como un tonto
               [con fiebre.

Furia fría del destino,
intersección de todo,
confusión de as cosas con sus causas y sus efectos,
consecuencia de tener cuerpo y alma,
y el sonido de la lluvia llega hasta ser, y es oscuro.

domingo, 24 de mayo de 2015

Lisbon revisited - Álvaro de Campos (Fernando Pessoa)

No: no quiero nada.
Ya he dicho que no quiero nada.

¡No me vengáis con conclusiones!
La única conclusion es morir.
¡No me traigáis estéticas!
¡No me habléis de moral!
¡Llevaos de aquí la metafísica!
No me prediquéis sistemas completos, no me
               [ensartéis conquistas
de las ciencias (¡de las ciencias, Dios mío, de las
               [ciencias!)-
de las ciencias, de las artes, ¡de la civilización
               [moderna!
¿Qué mal les hice yo a los dioses todos?

¡Si tenéis la verdad, guardáosla!
soy un técnico, pero sólo tengo técnica dentro de la
               [técnica.
Fuera de eso estoy loco, con todo el derecho a 
               [estarlo.
con todo el derecho a estarlo, ¿habéis oído?

¡No me fastidiéis, por amor de Dios!

¿Me queríais casado, fútil, cotidiano, tributable?
¿Me queríais lo contrario de eso, lo contrario de 
               [algo?
Si yo fuese otra persona, os haría e gusto a todos.
Tal como soy, ¡tened paciencia!
¡Iros al diablo sin mí,
o dejadme ir solo al diablo!
¿Para qué vamos a ir juntos?

¡No me toméis del brazo!
No me gusta que me tomen del brazo. Quiero ser
               [solitario.
¡Ya he dicho que soy solitario!
¡Ah, vaya lata que queráis que ande acompañado!

¡Oh cielo azul - el mismo de mi infancia-,
eterna verdad vacía y perfecta!
¡Oh suave Tajo ancestral y mudo,
pequeña verdad donde se refleja el cielo! 
¡Oh pena vuelta a ver, Lisboa de otro tiempo y de 
               [hoy!
Nada me dais, nada me quitáis, nada sois que yo me 
               [sienta.

¡dejadme en paz! No tardaré; si yo nunca tardo...
¡Y mientras tardan el Abismo y el Silencio quiero
               [estar solo!

G... I

Hola,

No había podido escribirte algo directamente a ti, sin embargo hoy nació en mi la necesidad de plasmar parte del mar que existe en mi cabeza. Hace un año durante este periodo volvieron a mi todas las ilusiones pérdidas a lo largo del tiempo, fueron los días mas felices que hasta hoy he podido vivir, muchas gracias.

Sabes, detesto admitirlo pero día a día las cosas se borran de mi mente, o quizá solo se ocultan por motivos quizá de auto preservación, quizá por que es ahí donde acaban todos los recuerdos que no se alimentan de algo tangible, ni idea. Me empiezo a odiar aun mas de lo que ya lo hago, cada día es mas difícil evocar los recuerdos nítidos que al principio cuando nos separamos, es posible que solo pueda decir, al tener algún motivo para recordar, que algo paso, en x o y lugar, contigo y el sentimiento existe pero deja de tener rostro, solo un nombre imborrable, algo así leí en un libro de Murakami, siempre crei recordar todo con detalle hasta mi último suspiro pero creo que hasta en eso falle, que detestable soy.

Solo tengo un inmenso vacío que de vez en cuando se llena con tu nombre y atrae un recuerdo sin rostro de tiempos mejores, solo eso me queda, que estupida realidad es la que ahora vivo. Sabes, hay dos cosas tangibles que guardo para cuando llegue el momento de exalar el último suspiro, la primer cerveza que compartimos en aquella primera reunion en la que estuvimos juntos, el inicio de todo, y el primer libro que leí por que nos llamo la atención a los dos, el inicio de que volviera a leer. Quizá tu ya no lo recuerdes pero le quería dar un significado a la muerte, el inicio del fin.

Hay veces que anhelo tanto que me leas aunque sea solo por error, que sepas cuanto te extraño y quisiera que las cosas hubieran acabado de mejor manera, pero siempre has sido mas inteligente que yo y ya rehiciste tu vida, que felicidad y que envidia, pero así es las cosas, yo estoy demasiado fracturado para poder continuar ese camino.

Todo mundo me ha dicho que lo mejor es que lo supere y encuentre a alguien mas, que fácil es decirlo, pero te dije que te amaba y soy de esos estúpidos que creen que esas no son palabras vagas que se cambian como si fuer ropa, jamas había conocido a nadie con la que pudiera compartir tanto, que me ayudo a mejorar tantos aspectos de mi vida, este sentimiento es tuyo y así será, no veo por que tener a alguien mas a mi lado si nonpodre querer igual como te quiero a ti, que injusticia para alguien mas. Es así como he pensado, solo hubo alguien mas que logre querer demasiado, pero tu rompiste todos mis paradigmas, ese lugar lo ganaste tn fácil.

En mis sueños hemos tenido tantos encuentros, desde volver a hablarnos para despedirnos, volver a hablar para volver a caminar juntos, cada uno con su detestable vertiente, ya nada podrá ser igual en cualquier caso, has evolucionado, yo también, quizá tu para bien y yo en este círculo destructivo que va creciendo lentamente, ya no seremos nunca mas compatibles, habrá rencor en el camino, ya todo se perdió.

Es momento de despedirse mi amada lectora imaginaria, es tiempo de acabar esta carta y que vuelvas a mi mente donde ya solo existes, me hubiera encantado pasar al fin un cumpleaños contigo y que hubieras celebrado el mio, pero así es como van  cosas.

sábado, 23 de mayo de 2015

Sin Titulo - Ricardo Reis (Fernando Pessoa)

Quiero, ignorado y sereno
por ignorado, y cabal
por sereno, colmar mis días
de no querer más de ellos

A quienes la riqueza toca
el otro irrita la piel.
A quienes la fama alienta
se les empaña la vida.

Para quienes la felicidad 
es sol, vendrá la noche.
Mas para quien nada espera 
todo lo que viene es grato.

viernes, 22 de mayo de 2015

Sin titulo - Ricardo Reis (Fernando Pessoa)

Si recuerdo al que fui, otro me veo,
y el pasado es el presente en el recuerdo.
El que fui es alguien amo
aunque solamente en sueños.
Y la saudade que me aflige la mente
no es de mi ni del pasado visto,
sino de aquel a quien habito
por detrás de los ojos ciegos.
Nada sino el instante me conoce.
Hasta mi recuerdo es nada, y siento
que el que soy y el que fui
son sueños diferentes.

jueves, 21 de mayo de 2015

Sin titulo - Ricardo Reis (Fernando Pessoa)

Como si cada beso
fuera de despedida,
Cloe mía, besémonos, amando.
Acaso ya nos toque
el hombro la mano que llama
a la barca que sólo viene vacía;
y que en el mismo haz
ata lo que mutuos fuimos
y la ajena suma universal de la vida.
Ya sobre la frente vana se me agrisa
el pelo del joven que perdí
Mis ojos brillan menos.
Ya no ha derecho a besos mi boca.
Si todavía me amas, por amor no ames:
me traicionarías conmigo

miércoles, 20 de mayo de 2015

De “El pastor amoroso” - Alberto Caeiro (Fernando Pessoa)

El amor es una compañía.
Ya no sé andar solo los caminos,
porque ya no puedo andar solo.
Un pensamiento visible me hace andar más deprisa,
y ver menos, pero a la vez disfrutar de ir viendo todo.
Hasta la ausencia de ella es una cosa que está
                [conmigo
Y ella me gusta tanto que no sé como desearla.
Si no la veo, la imagino y soy fuerte como los
                [árboles altos.
Mas si la veo tiemblo, no sé qué se ha hecho de lo
                [que siento en su ausencia.
Todo yo soy una fuerza que me abandona.
Toda la realidad me mira como un girasol con su
                [cara en el centro.

***

Pasé toda la noche sin dormir, viendo, sin espacio,
                [su figura,
y viéndola siempre de maneras diferentes de la que
                [encuentro en ella.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que ella es
                [cuando me habla,
y en cada pensamiento ella varía según su semejanza.
Amar es pensar.
Y sólo de pensar en ella yo casi me olvido de sentir.
No sé bien que quiero, ni siquiera de ella, y no
                [pienso sino en ella.
Tengo una gran distracción animada
Cuando deseo encontrarla
casi preferiría que no,
para no tener que dejarla después.
No sé bien qué quiero, ni quiero saber qué quiero.
                [Sólo quiero pensar en ella.

***

Todos los días despierto con alegría y con pena.
Antes me despertaba sin ninguna sensación, me
                [despertaba
Tengo alegría y pena porque pierdo lo que sueño
Y puedo estar en la realidad en donde esta lo que
                [sueño.
No sé qué debo hacer de mis sensaciones.
No sé qué debo ser conmigo a solas.
Quiero que ella me diga algo para despertar de nuevo.

martes, 19 de mayo de 2015

Sin titulo - Fernando Pessoa

Siervo sin dolor de un desolado designio,
de nada creas o descreas mucho.
Lo mismo da que pienses o no pienses.
Todo es irreal, anónimo y fortuito.

No tengas curiosidad del vasto mundo.
Es mucho menos ancho que hondo.
Y lo que no sabes no lo sabrás nunca
y eso es lo más real y profundo.

Trueca por vino el amor que no tendrás.
Lo que esperas lo esperarás por siempre.
Lo que bebes, te lo bebes. Mira las rosas.
Muerto, ¿qué rosas olerás?

Viendo el tumulto inconsciente en que anda
la humanidad de un lado a otro,
¿No te entran ganas de dormir?
¿No te crece el desprecio al que manda?

Dos veces al año, dicen los que saben,
en Nishapor, donde a mí me cabe el mundo,
florecen las rosas. ¡Esté yo sepulto
y el doble florecimiento no se acabe!

Trae el vino, que el vino, dicen, es,
lo que alegra el alma, y en perfecta fe lleva
la sangre de un Dios al cuerpo y el alma.
Pero sea como fuere, bebe sin ser.

Pisoteando los campos que el trabajo labra
con sus caballos imperiales, pasa el César
por aquí. Muerto él, más tarde, renace
la hierba y por los campos se propaga.

Goza el Sultán de amor en cantidad.
Goza el Visir de amor en calidad.
Yo no gozo amor ninguno. Dénme vino.
Y gozo de ser nada en libertad.

lunes, 18 de mayo de 2015

Hoy tengo miedo - Fobia

Hoy tengo miedo de salir otra vez
tengo miedo de encontrarte como aquella vez
los nervios me traicionan me derrota el estrés
sé que puedo arrepentirme después.

Hoy tengo miedo de salirte a buscar
tengo miedo de poderte encontrar
tengo miedo de tus ojos, tengo miedo de hablar
tengo miedo de quererte besar.

Me digo no seas tonto
no seas tan escéptico
no trates de escapar.

Hoy tengo miedo de volver a bailar
tengo miedo que te puedas burlar
me dan miedo las personas no quiero manejar
tengo miedo que me pueda gustar.

Hoy tengo miedo de salir otra vez
tengo miedo de volver a caer
me dan miedo las mentiras ya no tengo más fe
tengo miedo de volver a creer.

Y digo no seas tonto
no seas tan escéptico
no trates de escapar.
No todos son tan malos, no todo está mal
no todos son villanos queriéndote matar
no todo está perdido ni se va a acabar
la vida es un pic-nic
no todo son tan malos, no todo está mal
no todos son villanos queriéndote matar
no todo está perdido ni se va a acabar
la vida es un pic-nic.

Y digo no seas tonto
no seas tan escéptico
no trates de escapar.
No todos son tan malos, no todo está mal
no todos son villanos queriéndote matar
no todo está perdido ni se va a acabar
la vida es un pic-nic
no todo son tan malos, no todo está mal
no todos son villanos queriéndote matar
no todo está perdido ni se va a acabar
la vida es un pic-nic.

Sin titulo - Fernando Pessoa

Cansa ser, duele sentir, pensar destruye.
Ajena a nosotros derrúmbase la hora,
dentro y fuera de nosotros, y todo en ella.
Inútilmente el alma llora.

¿De qué sirve? ¿Qué es lo que debe servir?
Pálido esbozo leve
del sol de invierno sonríe en mi cama...
Vago susurro breve.

De las vocecitas con que despierta la mañana,
de la fútil promesa del día,
muerta al nacer, en la esperanza absurda y lejana
en la que el alma confía.

(1921)

domingo, 17 de mayo de 2015

La ignorancia - 35 - Milan Kundera

Tampoco la memoria es comprensible sin un acercamiento matemático. El dato fundamental radica en la relación numérica entre el tiempo de la vida vivida y el tiempo de la vida almacenada en la memoria. Nunca hemos intentado calcular esta relación y, por otra parte, no disponemos de ningún medio técnico para hacerlo; no obstante, sin grandes riesgos de equivocarme, puedo suponer que la memoria no conserva sino una millonésima, una milmillonésima, o sea una parcela muy ínfima, de la vida vivida. Esto también forma parte de la esencia misma del hombre. Si alguien pudiera conservar en su memoria todo lo que ha vivido, si pudiera evocar cuando quisiera cualquier fragmento de su pasado, no tendría nada que ver con un ser humano: ni sus amores, ni sus amistades, ni sus odios, ni su facultad de perdonar o de vengarse se parecerían a los nuestros.

Nunca nos cansaremos de criticar a quienes deforman el pasado, lo reescriben, lo falsifican, exageran la importancia de un acontecimiento o callan otro; estas críticas están justificadas (no pueden no estarlo), pero carecen de importancia si no van precedidas de una crítica más elemental: la crítica de la memoria humana como tal. Porque, la pobre, ¿qué puede hacer ella realmente? Del pasado sólo es capaz de retener una miserable pequeña parcela, sin que nadie sepa por qué exactamente ésa y no otra, pues esa elección se formula misteriosamente en cada uno de nosotros ajena a nuestra voluntad y nuestros intereses. No comprenderemos nada de la vida humana si persistimos en escamotear la primera de todas las evidencias: una realidad, tal cual era, ya no es; su restitución es imposible.

Incluso los más abundantes archivos se muestran impotentes. Consideremos el antiguo diario de Josef como una pieza de archivo que conserva las notas del auténtico testigo de un pasado; las notas hablan de hechos que el autor no tiene motivos para negar, pero que tampoco puede confirmar su memoria. De todo lo que cuenta el diario, un único detalle ha iluminado un recuerdo nítido y sin duda preciso: se vio en el sendero de un bosque contándole a una estudiante de bachillerato la mentira de su traslado a Praga; esta pequeña escena, en rigor esta sombra de escena (ya que no recuerda más que el sentido general de su comentario y el hecho de haber mentido), es la única parcela de vida que, adormilada, permaneció en su memoria. Pero quedó aislada de lo que la precedió y de lo que la siguió: ¿debido a qué comentario, a qué acto, la estudiante de bachillerato le incitó a inventarse ese embuste? Y ¿qué ocurrió después? ¿Cuánto tiempo persistió él en su engaño? Y ¿cómo se salió de él?

Si quisiera contar este recuerdo como una pequeña anécdota con pies y cabeza, se vería obligado a insertar otros acontecimientos en esta secuencia causal, otros actos y otras palabras; pero, como los ha olvidado, no le quedaría más remedio que inventarlos; lo cual, por otra parte, hizo espontáneamente para sí mismo cuando aún estaba inclinado sobre las páginas del diario:

al mocoso le sacaba de quicio no encontrar señal alguna de éxtasis en el amor de su chica; cuando le tocaba el culo, ella le quitaba la mano; para castigarla, le había dicho que se trasladaba a Praga; llena de tristeza, ella se había dejado meter mano y había declarado que comprendía a los poetas que siguen siendo fieles hasta la muerte; de modo que todo le salió a pedir de boca, sólo que, después de una o dos semanas, la chica había deducido que, en vista de que su amigo quería trasladarse, más le valía reemplazarlo a tiempo por otro; empezó a buscarlo, el mocoso lo adivinó y no pudo contener los celos; con el pretexto de una estancia en la montaña adonde ella debía ir sin él, le montó aquella escena de histerismo; él se puso en ridículo; ella lo dejó.

Aunque hubiera querido acercarse lo más posible a la verdad, Josef no podía pretender que su anécdota fuera idéntica a lo que realmente había vivido; sabía que se trataba tan sólo de un poco de verosimilitud para encubrir lo que había quedado en el olvido.

Me imagino la emoción de dos seres que vuelven a verse después de muchos años. En otros tiempos, se han frecuentado y creen, por lo tanto, que están vinculados por la misma experiencia, por los mismos recuerdos. ¿Los mismos recuerdos? Ahí precisamente empieza el malentendido: no tienen los mismos recuerdos; los dos conservan del pasado dos o tres situaciones breves, pero cada uno las suyas; sus recuerdos no se parecen; no se encuentran; incluso cuantitativamente no pueden compararse: el uno se acuerda del otro más de lo que éste se acuerda de él; primero, porque la capacidad de memoria difiere de un individuo a otro (lo cual aún sería una respuesta aceptable para cada uno de ellos), pero también (y eso cuesta más admitirlo) porque la importancia de uno para el otro no es la misma. Cuando Irena vio a Josef en el aeropuerto, recordaba cada detalle de su aventura pasada; Josef no recuerda nada. Desde el primer instante, su encuentro quedó marcado por una injusta e indignante desigualdad.

sábado, 16 de mayo de 2015

La ignorancia - 34 - Milan Kundera

El ser humano vive un promedio de ochenta años. Contando con esta duración, cada cual imagina y organiza su vida. Lo que acabo de decir lo sabe todo el mundo, pero pocas veces nos damos cuenta de que el número de años que nos han sido asignados no es un simple dato cuantitativo, una característica exterior (como el largo de la nariz o el color de los ojos), sino que forma parte de la definición misma del hombre. Aquel que pudiera vivir, en la plenitud de sus fuerzas, el doble de tiempo, digamos ciento sesenta años, no pertenecería a la misma especie que nosotros. Nada ya sería igual en su vida, ni el amor, ni las ambiciones, ni los sentimientos, ni la nostalgia, nada. Si un emigrado, después de vivir veinte años en el extranjero, volviera a su país natal con cien años más ante él, ya no sentiría la emoción del Gran Regreso, probablemente para él ya no sería en absoluto un regreso, tan sólo una más de las muchas vueltas que da la vida en el largo transcurrir de la existencia.

Porque la noción misma de patria, en el sentido noble y sentimental de la palabra, va vinculada a la relativa brevedad de nuestra vida, que nos brinda demasiado poco tiempo para que sintamos apego por otro país, por otros países, por otras lenguas.

Las relaciones eróticas pueden llenar toda la vida adulta. Pero si la vida fuera mucho más larga, ¿no aplacaría el cansancio la capacidad de excitarse mucho antes de que declinara la fuerza física? Porque hay una enorme diferencia entre el primero, el décimo, el centésimo, el milésimo o el enésimo coito. ¿Dónde se situaría la frontera tras la cual la repetición se volvería estereotipada, si no cómica, incluso imposible? Y, una vez traspasado este límite, ¿qué ocurriría con la relación amorosa entre un hombre y una mujer? ¿Desaparecería? ¿O, por el contrario, los amantes considerarían la fase sexual de su vida como la prehistoria bárbara de un amor verdadero? Contestar a estas preguntas es tan fácil como imaginar la psicología de los habitantes de un planeta desconocido.

La noción de amor (de un gran amor, de un amor único) nació probablemente también con los estrechos límites del tiempo que nos ha sido dado. Si este tiempo no tuviera límites, ¿sentiría Josef tanto apego por su mujer difunta? Nosotros, a quienes nos tocará morir muy pronto, no lo sabemos.

16 de mayo

Y mi amiga preguntó, si te volviera a hablar ¿que harías?

Volvería a caer, una y mil veces mas.

Y ¿por que no la buscas?

Por que no me quiero interponer en su nueva felicidad, a pesar de que dijo que no sabia que buscaba, al fin encontró quien la complementara, el que rompió sus esquemas y esta a su lado, como interponerse en su nueva realidad. La amo tanto que solo deseo su felicidad y el hecho de que yo no este en su vida, le ha permitido ser feliz, mis deseos siempre le trajeron tragos amargos, no hay motivos par volver.

A pesar que la extraño y siento que perdí mi vida entera en esa estupid y falaz despedida, es lo mejor, por su felicidad.

La extraño cada día y cada momento que pasamos es un tesoro para mi, todo lo hecho y vivido que jamas hubiera pasado si no hubiera existido, es lo mejor que hay en mi historia aunque ahora sea lo que me mate. Es mi mas preciado bien, que llevare hasta el final de mis días.

Siempre esperándola, aunque jamas vuelva, siempre amdola aunque jamas me amara. Siempre soñandola...

viernes, 15 de mayo de 2015

La ignorancia - 33 - Milan Kundera

¡Un instante antes se había diluido en el azul radiante! ¡Era inmaterial, se había transmutado en claridad!

Pero, de repente, el cielo se volvió negro. Y ella, otra vez en tierra, volvió a ser materia pesada y sombría. Sin comprender apenas lo que había pasado, no podía despegar la mirada de allá arriba: el cielo era negro, negro, implacablemente negro.

Una parte de su cuerpo temblaba de frío, la otra estaba insensible. Eso la asustó. Se levantó. Tras unos segundos recordó: un hotel de montaña; los condiscípulos. Confundida, con el cuerpo aterido, buscó el camino. En el hotel llamaron una ambulancia, que se la llevó.

Durante los días que siguieron, en la cama del hospital, sus dedos, sus orejas, su nariz, al principio insensibles, le hicieron un daño atroz. Los médicos la calmaron, pero una enfermera disfrutó contándole todas las imaginables consecuencias de la congelación: hay quien puede terminar con los dedos amputados. Presa de espanto, imaginó un hacha; un hacha de cirujano; un hacha de carnicero; imaginó su mano sin dedos y los dedos cortados, a la vista, junto a ella en una camilla en la sala de operaciones. Aquella noche para cenar le dieron carne. No pudo comérsela. Imaginó en el plato trozos de su propia carne.

Sus dedos volvieron dolorosamente a la vida, pero su oreja izquierda se puso negra. El cirujano, un viejo triste y compasivo, se sentó en el borde de la cama para anunciarle que se la amputaría.
Ella gritó. ¡Su oreja izquierda! ¡Su oreja! ¡Dios mío! Su rostro, su hermoso rostro, ¡con una oreja menos! Nadie pudo calmarla.

¡Ay, todo había salido al revés de lo que había planeado! Había pensado convertirse en una eternidad que aniquilara todo porvenir y, en cambio, el porvenir estaba de nuevo allí, invencible, hediondo, repugnante, como una serpiente que se retuerce ante sus ojos, se le enrosca en las piernas y avanza arrastrándose para señalarle el camino.

En el instituto, corrió la noticia de que se había perdido y había vuelto medio congelada. La riñeron por indisciplinada y porque, a pesar del programa obligatorio, vagaba por ahí como una tonta sin tener el más elemental sentido de la orientación para regresar al hotel, perfectamente visible de lejos.

Al volver a casa, se negó a salir a la calle. Le horrorizaba la idea de encontrarse con gente conocida. Sus padres, desesperados, se las arreglaron para cambiarla discretamente de instituto en una ciudad cercana.

¡Ay, todo había salido al revés de como le hubiera gustado! Había soñado con morir misteriosamente. Lo había preparado todo para que nadie pudiera saber si su muerte había sido un accidente o un suicidio. Había querido enviarle a él su muerte como una señal secreta, una señal de amor desde el más allá, que sólo fuera comprensible para él. Lo había previsto todo muy bien, salvo, tal vez, la cantidad de somníferos; salvo, tal vez, la temperatura, que, mientras iba adormeciéndose, había subido. Había creído que el hielo iba a sumirla en el sueño y en la muerte, pero el sueño era demasiado leve; había abierto los ojos y visto el cielo negro.

Los dos cielos habían dividido su vida en dos partes: el cielo azul, el cielo negro. Bajo este último caminaría hacia su muerte, hacia su verdadera muerte, la muerte lejana y trivial de la vejez.


¿Y él? Él vivía bajo un cielo que había dejado de existir para ella. Ya no la buscaba, ella tampoco le buscaba. Su recuerdo no suscitaba en ella ni amor ni odio. Cuando pensaba en él, estaba como anestesiada, sin ideas, sin emociones.

jueves, 14 de mayo de 2015

Deseos

Hoy no quiero saber nada, la agonía de vivir penetra aceleradamente en mi sistema, no quiero estar mas que en un solo sitio, sitio al que no puedo acceder, no puedo existir. Hoy no me puedo mover, quiero que todo se acabe, que todo se quede en silencio por fin, que en mi mente no existan imágenes, que mi alma no tenga estos sentimientos, ya solo quiero descansar.

Esta maldita tortura rutinaria que sigo ya no se por que, solo camino sin motivo alguno, sin fuerza ni razón, solo camino. Cuanto anhelo que se borre todo ese pasado de mi, que imposible deseo.

Solo deseo que mis ojos se cierren por fin y ya nada quede, ya nada exista, ni esa sonrisa, ni esa felicidad que sintió este imbécil solitario que he vuelto a ser, que ahora es añoranza de un imposible.

El poder dejar de sentir lo que siento por ese fantasma, es solo un deseo estúpido e inalcanzable. Mas cerca la podredumbre de la carne y el descanso eterno.

La ignorancia - 29 - Milan Kundera

Morir; decidirse a morir; es más fácil para un adolescente que para un adulto. ¿Qué? ¿Acaso la muerte no priva al adolescente de una mayor porción de porvenir? Sí, es cierto, pero para un joven el porvenir es algo lejano, abstracto, irreal, en lo que no acaba de creer.

Ella contemplaba asombrada su amor acabado, el más hermoso periodo de su vida, que se alejaba, lentamente, para siempre; ya nada existiría para ella sino ese pasado; ante él quería hacerse notar, y a él quería hablar y enviar señales. El porvenir no le interesaba; deseaba la eternidad; la eternidad es el tiempo detenido, inmovilizado; el porvenir hace imposible la eternidad; deseaba aniquilar el porvenir.

Pero ¿cómo morir en medio de un montón de estudiantes, en un hotelito de montaña, en todo momento a la vista de todos? Ya lo tiene: salir del hotel, ir muy lejos, muy lejos naturaleza adentro y en algún lugar apartado tumbarse en la nieve y dormir. La muerte vendrá mientras duerma, muerte por congelación, muerte dulce, sin dolor. Tan sólo habrá que pasar por un momento de enfriamiento. Incluso podrá reducirlo con la ayuda de unos cuantos somníferos. De un frasco que encontró en su casa se llevó cinco, no más, para que su madre no cayera en la cuenta.

Planeó esa muerte con todo su sentido práctico. Salir por la tarde y morir de noche, ésa fue la primera idea, pero la rechazó: en el comedor se darían cuenta enseguida de su ausencia a la hora de la cena y aún más en el dormitorio por la noche; no le daría tiempo a morir. Con astucia, eligió el momento de la sobremesa, cuando todo el mundo echa la siesta antes de volver a esquiar: un descanso durante el cual nadie se percataría de su ausencia.

¿No veía una llamativa desproporción entre la insignificancia de la causa y la enormidad del acto? ¿Acaso no sabía que lo que proyectaba hacer era excesivo? Sí, pero precisamente lo que la atraía era el exceso. No quería ser razonable. No quería ser comedida. No quería medir, no quería razonar. Admiraba su propia pasión, aun sabiendo que la pasión, por definición, es un exceso. Como ebria, no quería salir de esa ebriedad.

Llega el día elegido. Sale del hotel. Al lado de la puerta de entrada hay un termómetro: diez grados bajo cero. Se pone en camino y comprueba que la angustia se impone a la ebriedad; en vano busca aquel hechizo; en vano apela a las ideas que han acompañado su sueño de muerte; no obstante, sigue adelante (sus compañeros están en aquel momento echando la siesta obligatoria) como si cumpliera una tarea que le hubiera sido encomendada, como si desempeñara un papel que le hubiera sido adjudicado. Su alma está vacía, carente de sentimiento alguno, al igual que el alma de un actor que recita un texto sin pensar ya en lo que dice.

Sube por un largo sendero que resplandece de nieve y llega a una cima. Arriba, el cielo está azul; las nubes, soleadas, doradas, festivas, están más abajo y se han posado como una gran corona sobre el amplio círculo de montañas de alrededor. Es hermoso, fascinante, y la embarga un sentimiento, breve, muy breve, de felicidad, que la lleva a olvidar el objeto de su excursión. Un sentimiento breve, muy breve, demasiado breve. Uno tras otro, se traga los somníferos y, siguiendo su plan, baja de la cima hacia un bosque. Se encamina por un sendero, al cabo de diez minutos siente que se acerca el sueño y sabe que ha llegado el fin. Encima de su cabeza luce el sol, luminoso, luminoso. Como una actriz antes de que se levante repentinamente el telón, siente pánico. Se ve atrapada en un escenario iluminado del que se han cerrado todas las salidas.

Se sienta bajo un abeto, abre el bolso y saca un espejo. Es un pequeño espejo redondo, lo sostiene ante su rostro y se mira en él. Es hermosa, es muy hermosa, y no quiere abandonar esa belleza, no quiere perderla, quiere llevársela consigo, ay, está ya tan cansada, tan cansada, pero, aún cansada, se extasía ante su belleza, porque, en este mundo, es su más preciado bien.


Se mira en el espejo, luego ve cómo le tiemblan los labios. Es un movimiento descontrolado, un tic. Ha observado ya muchas veces esa reacción suya, la ha sentido sobre su rostro, pero es la primera vez que la ve. Al verla siente una doble emoción: emoción ante su belleza y emoción ante sus labios temblorosos; emoción ante su belleza y emoción ante la emoción que trastoca esa belleza y la deforma; emoción ante su belleza a la que llora su cuerpo. Siente una inmensa compasión por su belleza que pronto dejará de serlo, compasión por el mundo que tampoco ya será, que, ahora ya, no existe, que, ahora ya, es inaccesible, porque el sueño está ahí, se la lleva, levanta el vuelo llevándosela en brazos, arriba, muy arriba, hacia esa inmensa y cegadora claridad, hacia el cielo azul, luminosamente azul, hacia un firmamento sin nubes, un firmamento abrasado.

miércoles, 13 de mayo de 2015

La ignorancia - 20 - Milan Kundera

Una vez en la habitación, abrió el paquete que le había dado su hermano: un álbum de fotos de su infancia: su madre, su padre, su hermano y, en muchas, el pequeño Josef; lo deja a un lado para guardarlo. Dos libros ilustrados para niños; los tira a la papelera. El dibujo coloreado de un niño, con una dedicatoria: «Para el cumpleaños de mamá», y su firma estampada con torpeza; lo tira. Luego, un cuaderno. Lo abre: su diario de cuando estudiaba bachillerato. ¿Cómo fue a parar a casa de sus padres?

Las notas estaban fechadas en los primeros años del comunismo, pero —y ahí su curiosidad se llevó una pequeña decepción— no encuentra en ellas sino descripciones de citas con chicas del instituto. ¿Un libertino precoz? Pues no: un jovencito todavía virgen. Ojea distraídamente y se detiene en unos reproches que le dirigió a una chica: «Me has dicho que, en el amor, sólo cuenta lo carnal. Nena, si un hombre te confesara que de ti no desea más que tu carne, saldrías corriendo. Sólo entonces tal vez comprenderías cuán atroz es la sensación de soledad».

Soledad. Esta palabra vuelve con frecuencia. Intentaba asustar a las chicas trazando la espantosa perspectiva de la soledad. Para que le quisieran, las sermoneaba como un cura: sin sentimientos, la sexualidad se extiende como un desierto donde uno muere de tristeza.

Lee aquello y no se acuerda de nada. ¿Qué habrá venido a decirle ese desconocido? ¿Recordarle que, en aquel entonces, vivió aquí con su nombre? Josef se levanta y va hacia la ventana. La plaza está iluminada por un sol tardío, y la imagen de las dos manos entrelazadas en la gran medianera es esta vez perfectamente visible: una es blanca, la otra negra. Por encima, una sigla de tres letras promete «seguridad» y «solidaridad». No cabe duda de que aquello fue pintado después de 1989, cuando el país adoptó los lemas de los nuevos tiempos: fraternidad entre todas las razas; mezcla de todas las culturas; unidad de todo, unidad de todos.

¡Cuántas veces no habrá visto Josef carteles con manos entrelazadas! ¡El obrero checo estrechando la mano de un soldado ruso! Aunque odiada, esa imagen propagandística formaba parte incontestablemente de la Historia de los checos, que tenían miles de razones tanto para estrechar la mano como para rechazársela a los rusos o a los alemanes. Pero ¿una mano negra? En este país la gente apenas sabe que existen los negros. Su madre nunca había visto a uno en la vida.

Mira esas manos suspendidas entre el cielo y la tierra, enormes, mayores que el campanario de la iglesia, manos que volvieron a situar aquel lugar en un decorado brutalmente distinto. Inspecciona largamente la plaza a sus pies como si buscara las huellas que, siendo joven, dejara en el suelo cuando paseaba allí con sus condiscípulos.

«Condiscípulos»; pronuncia esa palabra lentamente, a media voz, para respirar el perfume (apagado, apenas sensible) de su primera juventud, de aquel tiempo pasado, perdido, tiempo abandonado, triste como un orfanato; pero, contrariamente a Irena en la ciudad francesa de provincias, no siente afecto alguno por ese pasado que, impotente, asoma en él; ningún deseo de regreso; tan sólo una ligera reserva; desapego.

Si fuera médico, dictaminaría sobre su caso el siguiente diagnóstico: «El enfermo padece insuficiencia de añoranza».

lunes, 11 de mayo de 2015

GBMM

Feliz Cumpleaños...

sábado, 9 de mayo de 2015

9 de mayo

Ya hacia tiempo que no pasaba, soñar con ella y despertar con ese profundo dolor en el pecho, el alma duele y queda menos de mi.

Día a día me esfuerzo por ser lo mas normal posible, no dejar ver la tristeza que embarga cada célula de mi ser, se vuelve una tarea complicada, simplemente hay días en los que es imposible.

Alejado de todos y del mundo, solo quedo yo inmerso en la obscuridad el final se ve cerca, aun tengo cosas que hacer deberé aplazarlo un poco pero sin duda es inefable que es algo que se tiene que hacer.

Sin sueños, sin esperanza, sin fe... No hay futuro. Solo queda en mi la sombra del pasado que no me deja avanzar, fue tanto de mi que deje en ese inalcanzable sueño? Por primer vez quise alcanzar el sol tan lejos de mi, descendiente de icaro caí en picada en el mar de la desesperación. Alzo la mi mano suplicante a la luna para que lleve mi mensaje, no llega jamas, se pierde en la inmensidad de una noche obscura, mi sueño roto.

lunes, 4 de mayo de 2015

Juro - Edgar Oceransky

Si existiera un Dios, 
preferiría que fuera mujer, 
y así hablarle de tú y de ti 
y que me aconsejara. 

Preferiría que fuera mujer 
y que fuera mi amiga 
y que su sexo no fuera barrera, 
sino pretexto. 

Que fuera mujer y amiga 
de aquellas que dan la vida 
cada vez que lo solicitas. 

Que fuera mujer y amiga 
para que me escuchara y me consolara, 
y cerrara mis heridas. 

Si existiera un Dios 
en definitiva me gustaría que fuera como tú, 
aunque entonces, 
¿Yo que haría? 


Juro que no vuelvo a hablar del tema 
porque aunque no quiera todo terminó, 
cada quien mañana se dará la vuelta 
hacia su destino sin decir adiós. 


Juro que no vuelves a escuchar mi voz 
no importa que estalle todo mi interior 
aunque yo no entienda ya esta situación 
esta historia acaba porque nunca comenzó. 

Te doy la espalda empiezo a andar 
pero no dejo de pensar, 

prendo un recuerdo para evaporar tu amor 
y mas se inflama el corazón. 


Juro que no vuelves a mirar mi cara 
mis manos hurgando por tu pantalón 
no voy a causarte mas de 2 problemas 
si es que alguna vez escuchas mi canción. 


Juro que no vuelves a escuchar mi voz 
no importa que estalle todo mi interior 
aunque yo no entienda ya esta situación 
esta historia acaba porque nunca comenzó. 


Te doy la espalda empiezo a andar 
pero no dejo de pensar 
prendo un recuerdo para evaporar tu amor 
y mas se inflama el corazón. 


Juro que no vuelvo a hablar del tema 
porque aunque no quiera todo terminó.