Esta maldita tortura rutinaria que sigo ya no se por que, solo camino sin motivo alguno, sin fuerza ni razón, solo camino. Cuanto anhelo que se borre todo ese pasado de mi, que imposible deseo.
Solo deseo que mis ojos se cierren por fin y ya nada quede, ya nada exista, ni esa sonrisa, ni esa felicidad que sintió este imbécil solitario que he vuelto a ser, que ahora es añoranza de un imposible.
El poder dejar de sentir lo que siento por ese fantasma, es solo un deseo estúpido e inalcanzable. Mas cerca la podredumbre de la carne y el descanso eterno.
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